casi puedo caer en esta inmovilidad
protegida por frazadas y chocolates
casi puedo perderme en el no-pensar, no-mover, no-sentir
y a veces llego a creer que con un cachito de oscuridad
todo puede eludirse
hasta que se sacude el tiempo
y me pincha detrás de la oreja, en la yema del dedo índice, y arriba del ombligo...